Prepárate para hacer un viaje a través del tiempo. La fecha la pones tú, el destino, Zamora.
Por su situación geográfica y, sobre todo, por la pereza de sus gobernantes y la pasividad de sus gentes, Zamora se ha convertido a lo largo de estas últimas centurias en una ciudad para el recuerdo. El tiempo ha detenido su marcha. Solo los periodos vacacionales en el que los hijos de esta tierra vuelven a su regazo, tras meses de exilio forzoso, rompen con su bullicio ese melancólico silencio que envuelve las calles y plazas del medievo Zamorano.
Muy atrás en el tiempo tenemos que remontarnos para encontrar la Zamora pujante, influyente y trascendental, que gozó primero en época romana con el nombre de Ocellum Duri, como encrucijada de vías importantes, así, la Vía de la Plata y la Vía Este-Oeste hasta Zaragoza y, más tarde, como punto estratégico bajo la dominación árabe, hasta su reconquista en el siglo XI, convirtiéndose en ciudad fronteriza en la línea defensiva del Duero.
Pero la edad de Oro de esta ciudad va de los siglos X al XIII, cuando se configura su estructura urbana y se alzan la mayoría de sus monumentos más representativos. Al finalizar la Edad Media, Zamora era uno de los principales centros urbanos de Castilla. En el siglo XVI comienza el declive de la ciudad llegando hasta nuestros días.
Numerosos personajes y hazañas han dado honra y renombre a estas tierras, Viriato, Doña Urraca y la gesta del Cerco, el Motín de la Trucha, el Obispo Acuña…. Unos, envueltos en leyenda y poesía y otros, innegables como el pasar de los tiempos.
A través de estas páginas te invitamos a conocer Zamora, sus gentes, sus tradiciones, su paisaje. Saborea sus calles medievales, apura sus rincones y empápate de la fragancia de su historia. Déjate llevar por el aroma sosegado de sus murallas. Observa el Duero desde sus atalayas, recio y vigoroso, verás como en su lento errar le echa un guiño a esta ciudad.
Al igual que canta el Romancero «Zamora no se ganó en una hora» necesitarás mucho más que una hora para descubrir esta Ciudad del Románico, Perla del Duero. Ven sin prisas, hay mucho que ver y sentir.