Concebir un espectáculo requiere sobre todo imaginación y, si la hay, lo demás es accesorio. El de la compañía israelí “Mayumana” es un ejemplo evidente de lo que comentamos porque desde hace veinte años monta unos espectáculos basados en la danza y la percusión para los que no necesita más que herramientas muy elementales. En primer lugar, el cuerpo de los propios artistas, dotado de una increíble elasticidad y unas evidentes capacidades gimnásticas e incluso acrobáticas. Y luego, un conjunto de elementos sencillos de los que se puede decir que tenemos todos al alcance de nuestras propias manos: cubos de plástico, botellas, sartenes, contenedores de basura, cajones, en algún caso panderetas y un largo etcétera a los no sabríamos sacarles más partido que la propia de la función para la que fueron concebidos, pero que en manos de las gentes de Mayumana se convierten en sorprendentes instrumentos musicales.
